Uno de los ejemplos más impactantes es el de Garrincha, el legendario brasileño cuyo talento en el campo fue eclipsado por su lucha contra el alcoholismo. A pesar de ser una figura icónica en el Botafogo y en la selección brasileña, su vida personal estuvo marcada por excesos y tragedias, culminando en su muerte a los 49 años debido a cirrosis hepática.