La letra parece hacer referencia a la historia de Nodal y Cazzu, insinuando que Ángela podría enfrentar la traición que ella misma provocó. Cazzu, en un tono desafiante, comenta que “los maridos ajenos no se roban” y advierte a Ángela que su compañero de vida, con quien comparte una cama, podría no ser de fiar. La tensión entre las tres figuras se intensifica, ya que Cazzu deja claro que no es la enemiga de Ángela, sino que el verdadero problema radica en su propio esposo.