Ricardo Bofill y Chábeli Iglesias conocieron durante un viaje a Marruecos. Ella, famosa desde la cuna gracias a sus padres Julio Iglesias e Isabel Preysler, mientras él solo disfrutaba de los privilegios de ser también el ‘hijo de’ alejado de los focos. Su padre era el reputado arquitecto Ricardo Bofill. Su noviazgo se consolidó al poco tiempo. La que iba a ser la ‘boda del año’ se celebró finalmente el 11 de septiembre de 1993. Bofill y Chábeli contrajeron matrimonio en el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill padre, situado en la localidad barcelonesa de Sant Just Desvern.
El alcalde se negó entonces a oficiar el enlace. “Ya les dije que no podía hacerse porque no es un lugar sagrado”, alegaba algo que tampoco le hacía demasiada gracia a la madre de la novia, Isabel Preysler. Ni siquiera el buen nombre de la futura pareja hizo que cambiara de idea. Finalmenete fue el juez de paz de Sant Just el encargado de llevar a cabo aquella importante tarea. Uno 5000 curiosos se agolpaban a las puertas del lugar, mientras los 150 invitados iban entrando poco a poco. Chábeli Iglesias optó por llevar un modelo sin mangas de Dafnis sobre una idea de Valentino.
La mayoría no le veía futuro a la pareja, ni siquiera Julio Iglesias. Lo que parecía una boda tranquila, podría haber acabado en fuga. La protagonista confesó años después durante una entrevista para la revista Vogue que su padre intentó convencerla para cancelar el enlace. “Chábeli, tengo el avión a diez minutos de aquí. Nos vamos todos y les dejamos con la boda”, le dijo el cantante. Ella decidió no hacerle caso y seguir adelante con la boda.
De la cena se encargó El Bulli, que ya por aquel entonces ya contaba con mucha fama. El menú estaba compuesto por caviar gelée con mousse de rábanos, ensalada de pichón con alcachofas, setas y trufa, suquet de bogavante y pescado de roca mezclado con rape. El postre fue sabayonne de fruta de la pasión y frambuesa y, por supuesto, la tradicional tarta nupcial.
Un divorcio discreto
A todo el mundo le extrañó la boda, pero a nadie le asombró el divorcio. Tal y como hacían presagiar las malas lenguas, ‘la boda del año’ acabó en divorcio solo año y medio después del enlace. Chabeli anunció en ¡HOLA!, su diario personal, el fracaso de su matrimonio. El reportaje hoy resultaría escandaloso, pues decía cosas como que “su esposo dejó el domicilio conyugal en Miami y vive en un hotel”. Se trató de una separación de mutuo acuerdo por incompatibilidad de caracteres: “Lo que Ricardo quiere es una vida muy diferente a la que yo quiero”, decía la hija de Julio Iglesias e Isabel Preysler, y remataba la faena con una frase que hizo correr ríos de tinta: ‘yo soy muy casera y Ricardo es un gran bohemio”. Pero, quizá no era la palabra adecuada. En esos años la prensa, muy ácida, dijo que Ricardo Bofill tenía problemas serios con el alcohol. Después de aquello decidió pasar página y salir del circo de tres pistas que, a veces, es la prensa rosa. “No me escondo, pero decidí que quería acabar con ello, porque no era óptimo para una trayectoria seria”, explicaba a EL PAÍS.