A nadie le ha extrañado que Enrique Iglesias anuncie que deja los escenarios y la vida pública definitivamente. El más misterioso del clan Preysler culmina así su particular manifiesto contra el padre, Julio.
Enrique Iglesias (48 años), el único hijo de Julio Iglesias que quiso seguir sus pasos, ha seguido dando conciertos hasta ayer y grabando hasta septiembre. A su ritmo, eso sí, pues su vocación de cantante siempre ha transitado por caminos exitosos, pero excéntricos. Recordemos: quiso debutar a espaldas de su padre para que no le acusaran de nepotismo. Aún no habían empezado a llover los ‘nepo babies’, pero Enrique Iglesias ya se colocaba en el lado correcto de la historia.
Tras casi 30 años de carrera, Enrique Iglesias ha anunciado que abandona escenarios y estudios de grabación y lo ha hecho a lo grande: con la multimillonaria venta de todo su catálogo, sus derechos de imagen y su nombre a la agencia Influence Media Partners. Sigue los pasos de leyendas del pop que también han cedido obra y milagros para disfrutar de los réditos de su trabajo en vida: Bob Dylan, Shakira , Neil Young o el precoz Justin Bieber. Efectivamente: para qué seguir el pie del cañón si, en realidad, tienes vértigo.
La cifra final de la venta no ha trascendido, pero se calcula que no es menor a los 93 millones de euros. Una fortuna sin duda suficiente hasta para sufragar el lujosísimo estilo de vida de los millonarios de Miami, donde Enrique Iglesias vive con su esposa, la ex tenista Anna Kournikova , y sus tres hijos. «He estado trabajando un par de años en mi próximo álbum y ese será mi disco final», desveló a la revista ‘Today’, refiriéndose al álbum que sacará el próximo febrero. «Ya está. No volveré a hacer otro», confirmó.
La vida de Enrique Iglesias ha ido confinándose en su reducto familiar más y más en los últimos años. Pero, sobre todo, desde que se convirtió en padre, en 2017. Sus gemelos Nicholas y Lucy hicieron que el cantante se replanteara toda su vida, a nivel existencial. La llegada de la pequeña Mary en 2020 terminó de convencerle de que su felicidad no estaba en éxitos, giras y fans, sino en casa. Iglesias reconoció al fin que pretendía ser un padre presente, no ausente.
Enrique Iglesias, el gran ausente
Enrique Iglesias es el único hijo de Isabel Preysler que no protagoniza aparición estelar en ‘Mi Navidad’, la docuserie para Disney+ de la célebre ‘socialite’ filipina. Hasta Chábeli y Julio José, también residentes al otro lado del Atlántico, conectan por Zoom con su madre en la grabación. Ella, de todos modos, se refiere a su hijo en estos términos: «Enrique estaba haciendo una vida de cantante. Pero tener una familia es completamente diferente».
Ya en 2019, Enrique Iglesias ofrecía pistas sobre la verdad que le había traído la madurez: que sus hijos son su razón de existir. «Cuando ahora estoy deprimido voy a ver a mis niños y me digo: ‘¿Pero cómo puedo ser tan egoísta de estar de bajón teniendo esto aquí?’. Mientras ellos estén felices y yo sea buen padre, el resto es secundario», confesó en una entrevista, también en ‘Today’. Allí dejó constancia de algo que, no por evidente, resulta menos importante: el daño que le hizo crecer sin su padre. No tener una relación cercana con Julio le afectó muchísimo.
Evidentemente, cada paso que Enrique Iglesias ha dado desde que es padre se dirige a no repetir los errores de Julio, su progenitor . Si Julio se empeñó en mostrarse durante toda su vida como el gran conquistador latino, Enrique llena su perfil público de Instagram de tiernas fotos en las que se le ve ejerciendo de padrazo. Le vemos sosteniendo a Mary en el paritorio, llevando a caballito a Nicholas o bañándose en la piscina con Lucy.
En realidad, la moción de censura de Enrique Iglesias a su padre cayó como un órdago a la grande en Miami hace muchos años, cuando el entonces joven aspirante a estrella del pop pidió ayuda a su niñera, la mítica ‘seño’ Elvira Olivares , para grabar su primera maqueta. Le prestó 500 dólares. Su padre no supo nada hasta que su contrato discográfico estuvo firmado y bien firmado y, desde entonces, ha sido imposible verles juntos.
Julio Iglesias rivalizó con su hijo públicamente
En los medios de comunicación, lo que se difundió desde que las desavenencias de Julio y Enrique Iglesias fueron públicas fue una intensa rivalidad padre-hijo. «A mi padre le molestó no saberlo», confesaba Chábeli en el documental que, por el 80 cumpleaños del divo de la canción ligera, emitió Televisión Española.
En esa pieza, Enrique explicaba: «Tuvimos una pelea por teléfono. Me dijo: ‘Qué haces, tú estás loco, por qué has hecho esto sin decirme nada, yo soy el que estoy en la música, no vas a poder conseguir nada sin mí‘. Me peleé con él, hice las maletas y me fui de casa».
Los celos, se explicó, hicieron que padre e hijo dejaran de hablarse. En lo más crudo del enfrentamiento público, hubo manifestaciones sorprendentes. Enrique Iglesias reconocía: «Yo quiero ser mejor que mi padre, siempre he querido ser mejor que mi padre, siempre he querido vender más discos que mi padre, siempre he querido ser mejor cantante que mi padre, siempre he querido ser mejor artista que mi padre».
Cuando padre e hijo fueron nominados al Grammy al mejor cantante latino, el veterano y finalmente ganador dijo: «Quiero decirle a mi hijo que, mientras siga subiendo a los escenarios, seguiré compitiendo con él». Según contó el mismo Enrique en una entrevista en ‘Icon’, volvió a hablarse con su padre a finales de 2019 y por teléfono.
La hostilidad de Enrique hacia Julio no es profesional
Evidentemente, esta fría relación, distante y sin solución, no se explica únicamente en términos profesionales. La hostilidad de Enrique Iglesias hacia su padre hunde sus raíces más abajo, en su misma infancia y en cierta sensación de no ser suficientemente querido que, además, compartió con su hermano Julio José.